Las chicharras

Los cicádidos (Cicadidae), conocidos popularmente como cigarras, chicharras, cícadas o coyuyos, son una familia de insectos del orden Hemiptera.

Estos insectos son pequeños, con cuerpos robustos y coloreados con combinaciones de amarillo, verde, naranja, rojo, negro y pardo; con sus colores con su mover lento les permiten pasar por inadvertidas entre las hojas de los árboles donde viven. Estos animalitos son totalmente inofensivos como bonitos, lo que nos hace admirarlos cuando uno de ellos se tropieza entre nuestros pasos. Mi abuelo, siempre solía guardar una en la temporada, pero él elegía las chicharras que tenían 3 cruces en la “frente”, su historia cuenta que ellas hacen memoria a la crucifixión de nuestro señor Jesucristo y esas tres cruces simbolizan los tres clavos.

Las chicharras tienen 4 alas, las dos más pequeñas son las posteriores que están ocultas y protegidas por las otras dos alas cuando no está volando. Las alas anteriores son grandes y muy visibles. Los dos pares de alas son membranosos, en su mayor parte translúcidas y adornan a la chicharra con destellos brillantes cuando la luz del sol las refleja.

La verdad que yo pensaba que las chicharras cantaban por igual, pero en realidad es el macho quien emite el canto llamando a las hembras para formar una pareja reproductiva. Sólo los machos son poseedores del órgano productor de sonido, el cual se encuentra a cada lado en la base del abdomen. Ese órgano estridulador consta de membranas quitinosas llamadas timbales y de sacos con aire que funcionan como cajas de resonancia… además de llamar a las hembras también cantan para congregar a machos o ahuyentar enemigos. El canto es recibido por ambos sexos, machos y hembras, por medio de los órganos auditivos ubicados en el tórax y constituidos por tímpanos. Como las hembras deben estar alertas al llamado de los machos sus tímpanos son más grandes para oírlos mejor…

Lastimosamente cada año el sonido de las chicharras es menos, no obstante nos siguen recordando la llegada del verano y de la Semana Santa!... además de arrullarnos con su canto estas pequeñas criaturitas han sido cuestión de moraleja del fabulista griego Esopo…